Hace un par de meses realicé mi primera importación. Todo empezó porque un amigo tuvo la necesidad de comprar accesorios desde Estados Unidos para su vehículo de colección, esto es, un Chevrolet del año 1950. De paso que ponía en práctica mis estudios en comercio exterior me tiré al ruedo y decidí apoyarlo.
En primer lugar, solicité cotización con el proveedor extranjero por la mercadería de interés que consistió en dos parachoques (delantero y trasero) y un grill o parrilla. Revisamos los precios de venta que ofrecía el proveedor americano y se encontraban por la mitad del precio que costaban en Perú. Aún así, la decisión de realizar la operación demoró semanas por la misma inseguridad que presentaba mi amigo por tratarse de una primera importación, por el desembolso en efectivo que tenía que realizar y si finalmente recibiría la compra por lo abonado.
No obstante, averigüé costos de agenciamiento de carga aérea toda vez que el volumen de la mercadería llegaba a pesar menos de 1 TM, pues convenía realizarlo por esta vía que cotizan de acuerdo a los kilos de la carga a diferencia de la carga marítima cuyo tarifario es mínimo por TM. No requerí de agenciamiento de aduanas ya que por ser una mercadería que no sobrepasaba los US$ 2,000 dólares, podía realizar la operación mediante una Declaración de Importación Simplificada (DSI), pues esta operación lo puede realizar el mismo beneficiario o mediante una carta poder legalizada autorizando a un tercero la realización del trámite.
Después de la conformidad definitiva de mi amigo (importador) se ordenó la importación de los accesorios cancelando con tarjeta de débito lo solicitado e informando que la mercadería sea depositada en el almacén aéreo (sucursal en EE.UU) de la agencia de carga contratada. Posteriormente recibí las facturas originales y la mercadería fue despachada.
Después de 15 días aprox. arribó la mercadería, el agente de carga me entregó la documentación faltante (AWB o guía aérea y lista de empaque) y me apersoné al terminal de almacenamiento (Shohin) adjuntando, además, la factura original, la carta no seguro y la declaración simplificada de importación. Como la lista de empaque estaba en idioma inglés tuve que hacer una declaración jurada manual con la traducción de los productos y la firma del importador.
Ingresé la documentación completa a las 3.00 pm., hora límite para la recepción de documentos. Sin embargo, el vista (así se llama a los especialistas aduaneros encargados de revisar tu mercadería) para el aforo físico se había retirado antes de su hora usual informándome que tenía que regresar al día siguiente para que la mercadería sea aforada y numerada, pagando un día más de almacenaje. No conforme, descargué mi queja ante la Aduana Aérea (ubicada en el Centro Aéreo) e insistí con uno de los Intendentes para que mi carga sea aforada el mismo día por tratarse de un incumplimiento en el horario del especialista. Después de una hora de insistencia aceptaron mi reclamo y salí con uno de los vistas directo al terminal de almacenamiento para el aforo físico.
Creí que lo peor había pasado. El terminal de almacenamiento atendía hasta las 5.00 pm y pasada la hora cobraban hora extra que era un monto mayor a que si dejabas tu mercadería por un día más de almacenamiento. Tenía media hora para lograr retirar mi mercadería en el día, es decir, para que el vista afore la mercadería en el terminal, volver a la Aduana a recoger mi liquidación de impuestos, acercarme al banco a cancelar los derechos de importación, regresar a la Aduana para entregar los recibos cancelados y obtener el permiso electrónico. Al tener todo en regla llegué al terminal de almacenamiento minutos antes de las 5.00 pm cancelando el día actual de custodia de mercadería y obteniendo el permiso para el retiro de la mercadería.
Esta buena experiencia me sirvió para darme cuenta que para lograr buenos resultados frente a tantos obstáculos tienes que agotar los últimos intentos para la satisfacción final de tu cliente, toda vez que lo que ellos quieren es tener la mercadería en sus manos y no tener que pagar un adicional más que lo proyectado en cancelar hasta ese momento.